Agiriak
Hitzaldia
2007/02/07
PREGUNTA EN PLENO DE JOSEBA ZUBIA
El señor PRESIDENTE: Punto primero del orden del día: Preguntas.
La pregunta del senador Melchior Navarro ha sido retirada.
Pregunta del senador Zubia Atxaerandio. Tiene la palabra su señoría.
El señor ZUBIA ATXAERANDIO: Esquerrik asko, presidente jauna. Egunon, señor presidente del Gobierno.
Parece que fue ayer, pero han pasado casi tres años desde aquel 14 de marzo de 2004 en que su partido ganaba las elecciones y fechas después su señoría fuera investido presidente y conformara Gobierno, tres años que es tiempo suficiente para hacer un primer balance sobre lo actuado e impulsado por y desde ese su Gobierno.
Es evidente que no pretendo abordar en un trámite breve como este todo el amplio abanico de la acción de su Gobierno, sino tan solo una parte muy concreta. Le pregunto qué balance político puede hacer de esos tres años pero en el ámbito de la recuperación del diálogo institucional y de la calidad democrática, seriamente deteriorada durante los años anteriores a su llegada al Gobierno, así como en el ámbito de la búsqueda de un nuevo marco de relación entre Euskadi y el Estado.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.
Tiene la palabra el presidente del Gobierno.
El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.
Señor Zubia, tal como afirmé en el discurso de investidura, el objetivo de este Gobierno desde el primer día ha sido practicar una forma de gobernar que tuviera como prioridad en nuestra ordenación territorial la mejor relación posible con todas las comunidades autónomas, en este caso de manera singular con el País Vasco. Objetivamente podemos afirmar tres años después que ese clima de relación política y de diálogo institucional y de cooperación institucional en muchos ámbitos ha mejorado de manera notable. Ello ha sido fruto del esfuerzo y del diálogo por ambas partes.
En concreto, le puedo subrayar que he tenido seis entrevistas con el lehendakari Ibarretxe en estos tres años, que la Administración General del Estado y la Comunidad Autónoma del País Vasco han firmado ocho convenios y acuerdos en 2004, 17 en 2005 y 32 en 2006, lo que supone un total de 57 en esta legislatura y marcan la evolución claramente positiva para encontrar puntos de acuerdo.
La conflictividad ante el Tribunal Constitucional también se ha reducido mucho y además -algo que quiero subrayar de manera muy positiva- el Gobierno vasco se ha implicado en todos los ámbitos de cooperación multilateral que existen en nuestro ordenamiento: desde el acuerdo sobre la participación de comunidades autónomas en los consejos de ministros hasta el muy reciente consejo del sistema de atención a la dependencia, y también hemos contado con la presencia activa del lehendakari Ibarretxe en las conferencias de presidentes.
Estos datos son muy positivos por sí mismos, significan una vuelta a la normalidad institucional, al respeto de los espacios de gobierno y constitucionales, pero a poner por encima de todo una voluntad de cooperación que sin duda alguna se traduce ante todo en un beneficio para los ciudadanos del País Vasco.
Estoy plenamente convencido, señor Zubia, de que este es el horizonte que tenemos por delante y estoy también convencido de que su señoría conoce los esfuerzos que este Gobierno está realizando por que ese clima de buena relación entre Euskadi y el conjunto de España sea el destino que tengamos y también, lógicamente, por que ese destino vaya unido a un clima de libertad y de paz total en Euskadi.
Muchas gracias (Aplausos en los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.)
El señor PRESIDENTE: Gracias, señor presidente.
Tiene la palabra el senador Zubia.
El señor ZUBIA ATXAERANDIO: Gracias, señor presidente.
Señor presidente del Gobierno, en su discurso de investidura señalaba que el resultado electoral del 14 de marzo había puesto de manifiesto un deseo colectivo imparable: la voluntad de cambio. Anunciaba que se abría un nuevo tiempo y que ese cambio estaría sustentado en valores como el diálogo, el respeto, el pluralismo, la tolerancia y la transparencia.
Tras obtener la confianza del Congreso su señoría, en un gesto que apreciamos, comparecía en esta Cámara e insistió en ese cambio político ratificando su promesa de normalizar el diálogo institucional entre el Gobierno y los Gobiernos de las comunidades autónomas y el compromiso de revitalización de nuestro sistema democrático. En esa comparecencia me permití recordarle una frase que le había oído más de una vez cuando era oposición: Me toca cerrar puertas y abrirlas cuando sea presidente. Y le dije que ahora que era presidente había llegado su momento, que empezara a abrir puertas. Su señoría me contestó de una manera muy gráfica: ¿Puertas abiertas? Lo están y mi afán es que además detrás de la puerta haya una habitación con vistas.
Próximos a cumplirse tres años de esto, es justo reconocer que sí hemos encontrado puertas abiertas, algunas puertas abiertas las ha habido y las sigue habiendo, pero es también cierto que no siempre han estado abiertas, al menos del todo, que algún portazo hemos tenido y que esa habitación con vistas de detrás de la puerta de momento no la hemos encontrado. Seguramente por eso hay cosas que seguimos sin ver, señor presidente.
Fíjese, señor presidente, por no ver no hemos visto ningún movimiento que nos permita albergar alguna esperanza de devolución de lo que fue la sede de la delegación vasca en París.
En noviembre de 2004 me decía en esta casa que el Gobierno siempre se mostrará dispuesto a hablar para abordar lo que puede ser en términos políticos una cierta restitución. Y añadía: esperemos que desde ese punto de vista, estas graves injusticias históricas se vayan cerrando. Pues, esperando estamos, señor presidente, a que se vayan cerrando.
Tampoco hemos visto un especial entusiasmo a la hora de posibilitar el préstamo temporal del Guernica de Picasso al País Vasco, previo cumplimiento, por supuesto, de cuantos requisitos, cuidados, medios y recursos fueran necesarios y exigidos, además, por los expertos, para que estuviera garantizada la conservación de la obra, la seguridad en el traslado y su posterior exposición en las condiciones debidas. Seguimos esperando, señor presidente, porque quiero quedarme con sus palabras de que son razones técnicas las que han aconsejado, hasta ahora, la permanencia del Guernica en el Museo Reina Sofía. Ese hasta ahora que usted pronunciaba en esta casa parece no querer cerrar una posibilidad de futuro que bien podría ser ya.
Y mucho menos entendible es que sigamos sin ver, señor presidente del Gobierno, los documentos incautados durante la Guerra Civil al Gobierno y otras instituciones vascas, que se encuentran en el Archivo de Salamanca. A este respecto, ya el 2 de junio de 2004 su señoría decía en el Congreso que se había convocado para el día 15 una reunión de la Comisión Permanente del Patronato del Archivo y que el Gobierno se comprometía a hacer efectivo el acuerdo que se alcanzara. Y concluía con: ello es válido, obviamente, para las aspiraciones de las instituciones vascas. Pues que lo veamos, señor presidente del Gobierno.
Lo que sí hemos visto, pero en forma de portazo -a ello me refería también al comienzo de mi intervención-, ha sido el trato dispensado a la propuesta de Estatuto político de la Comunidad de Euskadi, aprobada por el Parlamento Vasco por mayoría absoluta y cumpliendo escrupulosamente el procedimiento establecido en el Estatuto vigente. Fue el 1 de febrero de 2005 cuando el Congreso abortaba su tramitación al rechazar la propuesta en el debate de totalidad, e impedir con ello la apertura de un plazo de enmiendas y la remisión del texto a la Comisión Constitucional. Y lo que es peor, impidiendo que llegara a esta Cámara que se llama Senado y dice ser la Cámara de representación territorial. Con posterioridad sí han llegado hasta aquí otras reformas estatutarias, pero también hay que decirlo, los textos han venido todos ellos cerrados y sin posibilidad alguna de introducir modificación de ninguna clase. Lo acontecido hace obligada la pregunta: ¿ Para qué esta Cámara si, incluso, en lo que le debería ser más propio, como las reformas de los estatutos, no tiene nada que decir, bien porque el acuerdo viene cerrado desde el Congreso de los Diputados o, como en el caso vasco, ni llega por habérsele cortado el acceso? Piénselo, señor presidente del Gobierno, antes de abordar esa siempre anunciada reforma de Senado, pero que cada vez estoy más convencido de que nunca la veré.
En cualquier caso, su señoría terminaba su intervención aquel 1 de febrero, para nosotros nefasto, con estas palabras: la votación en democracia cierra el debate, pero no lo resuelve. El debate cuando se trata de una norma fundamental para la convivencia sólo lo resuelve el acuerdo. Hoy - decía- es previsible que terminemos cerrando un debate y deseable que abramos el tiempo de un acuerdo histórico y definitivo. Un mes después, a una pregunta en este mismo hemiciclo me respondía, por cierto, entre aplausos en los escaños de su grupo parlamentario, lo siguiente: habrá elecciones en Euskadi y entraremos en un nuevo tiempo, donde mi objetivo sigue siendo llegar a ese gran acuerdo. Eso es lo que deseo y por eso voy a trabajar. Las elecciones ya se celebraron en el 2005 y, sin embargo, es evidente que no hemos entrado aún en ese nuevo tiempo. El debate sigue ahí pendiente y, como bien decía, sólo lo resuelve el acuerdo. Un acuerdo que para alcanzarlo hay que buscarlo, trabajarlo y, sobre todo, desearlo. Si ese es su deseo, señor presidente, manos a la obra; abramos el tiempo de ese acuerdo histórico y definitivo.
Lo que no voy a negar, evidentemente, señor presidente, es que en esos tres años ha habido una recuperación del respeto institucional y del diálogo entre Gobiernos, con sus luces y sus sombras, sus momentos mejores y los no tanto, pero la situación actual no es en modo alguno comparable, evidentemente, con la etapa anterior y hay que decirlo.
Sin embargo, también hay que decir, como ahora manifiesto, que en estos tres años no se han dado excesivos pasos en orden a restaurar el deterioro democrático sufrido durante los cuatro últimos años del Gobierno anterior, años en los que se dictó una auténtica legislación de emergencia, de excepción, gravemente restrictiva de los derechos fundamentales y las libertades.
Es verdad en todo caso que durante su mandato han quedado suprimidos los famosos artículos del Código Penal que supusieron en su día la restitución del delito político. Salvo esto, el resto de la muy extensa producción normativa de aquellos años sigue vigente tal cual en la actualidad. Y en el centro de ella, señor presidente del Gobierno, encontramos una Ley de Partidos Políticos, que es la norma de cabecera de ese conjunto de preceptos que han contribuido a debilitar el cuadro de garantías que ha de rodear el ejercicio de los derechos de los ciudadanos, una Ley de Partidos que está propiciando una nueva forma de interpretar las leyes por parte de algunos jueces, que argumentan además que no hacen sino cumplirla; una Ley de Partidos que constituye la base jurídica que ha llevado al lehendakari a ser imputado como cooperador necesario de los delitos de desobediencia y quebrantamiento de medidas cautelares por reunirse en pleno alto el fuego permanente de ETA con quienes su señoría sabe.
El señor PRESIDENTE: Señorías, rogaría silencio, por favor.
El señor ZUBÍA ATXAERANDIO: Un lehendakari imputado, señor presidente, por dialogar, por dialogar buscando la paz; un lehendakari imputado por hacer política, lo que equivale a aceptar que la acción política esté marcada por los tribunales. Señor presidente, si se interpreta jurídicamente, sobre la base de la legislación actual, que el diálogo es delito, habrá que darse prisa para que el Parlamento deje claro ese error. La frase no es mía, es del vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, que algo sabe de esto, pero, desde luego, la comparto. En sus manos y con la ayuda de quienes así pensamos está el dar un nuevo rumbo a este estado de cosas. Señor presidente, nos queda un año de legislatura para ello, pero mucho, mucho trabajo por delante a desarrollar.
Muchas gracias.
El señor PRESIDENTE: Gracias, señoría.
Tiene la palabra el señor presidente del Gobierno.
El señor PRESIDENTE DEL GOBIERNO (Rodríguez Zapatero): Muchas gracias, señor presidente.
Comprenderá, senador Zubía, que no vaya a dar respuesta a todas las cuestiones que ha planteado. Supongo que ha hecho un intento de síntesis, pero ciertamente ha tratado una amplia gama de cuestiones generales, incluso cuestiones que obviamente transcienden las relaciones entre el Gobierno y la comunidad autónoma o Gobierno vasco, como las que afectan al funcionamiento de la Justicia.
Simplemente quiero decirle dos cosas al respecto. Ha habido un cambio cualitativo y positivo, la primera. Y la segunda, el ritmo del diálogo y de los acuerdos en cuestiones sectoriales que afectan a temas importantes para el bienestar de los ciudadanos de Euskadi, como las grandes infraestructuras o las grandes instalaciones científicas y tecnológicas, ha sido muy positivo. Y el ritmo de diálogo sobre la política, sobre ese marco de relación al que hemos hecho referencia en tantas ocasiones y usted hoy aquí de manera singular, también ha tenido un entendimiento recíproco entre el lehendakari y el presidente del Gobierno, también en este momento, teniendo presente que cualquier horizonte de reforma ha de producirse en unas determinadas circunstancias, en las que coincidimos, y además estoy absolutamente persuadido de que esa coincidencia es un factor extraordinariamente positivo. Además, le diré que la colaboración que el Grupo Vasco y el Grupo Socialista respectivamente en las Cortes Generales y en el Parlamento de Vitoria han mantenido en los dos últimos escenarios presupuestarios es también muy positiva y ha fortalecido esas posibilidades.
Por último, es evidente que respecto de algunas de las cuestiones que ha recordado mostramos posiciones discrepantes. Quizás eso testimonia también, como es lógico, que el Gobierno de España mire ante todo los intereses generales y que en ocasiones no vaya a coincidir con el Gobierno vasco. Es comprensible y forma parte de la naturaleza de nuestro sistema político.
Muchas gracias. (Aplausos desde los escaños del Grupo Parlamentario Socialista.)
El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señor presidente.
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